—Has despertado —una gran sonrisa se formó en el rostro de Everly, y burbujas de lágrimas inundaron inmediatamente sus ojos.
—No es un sueño, ¿verdad? De verdad has despertado, ¿verdad? —preguntó ella, y para asegurarse de que no estaba soñando, se pellizcó, lo que provocó que saliera un siseo de dolor de su boca.
—Es… no es un sueño —respondió Valerio, con sus cansados ojos posados en ella.
—¿Has estado llorando? —preguntó él, al poder ver sus hinchados y enrojecidos ojos.
Everly negó con la cabeza y se inclinó para abrazarlo fuertemente.—Pensé que te había perdido. Pensé que nunca volverías a mí —de repente comenzó a sollozar una vez más, pero Valerio, que parecía no poder mover su cuerpo, suspiró, incapaz de darle palmaditas en la espalda.
—Te has convertido en una llorona —dijo él con una suave risita, y Everly se apartó del abrazo para mirarlo.