—Ella murmuró, incapaz de controlar el dolor que estaba sintiendo.
Se lo habían dicho muchas veces, pero constantemente desechaba el pensamiento y nunca lo consideraba porque lo último que quería creer era que estaba maldita.
Pero ahora resultó ser cierto.
Lo que Leia no sabía era que ella estaba sintiendo aún más dolor.
Duele como el infierno saber que eres la fuente del dolor que está experimentando el hombre que amas.
Duele y te hace sentir culpa y responsabilidad constante por cada dolor que él pase.
No solo eso, sino que ella teme que Valerio la abandone.
No cree que él esté dispuesto a quedarse con ella cuando se de cuenta de que es una maldición, y cuanto más tiempo esté con ella, más sufrirá.
Ella soltó una risita suave para sí misma y se sentó en la cama al lado de Valerio.