—No es nada —Everly sacudió su cabeza hacia él e intentó caminar a su lado, pero él la agarró de la mano, deteniéndola.
—Everly, ¿qué está pasando? —él preguntó, preocupado.
Everly se detuvo y levantó su cabeza para mirarlo.
Ella tomó respiraciones profundas, y dos gotas de lágrimas se escurrieron de sus ojos.
—Vicente, tú no...
—Everly —una voz familiar llamó su nombre antes de que pudiera terminar su frase, y ella se dio vuelta para ver a Nix caminando hacia ella.
—¿Puedo hablar contigo? —él preguntó, y Everly lo miró por unos momentos.
—Está bien... —ella asintió lentamente con la cabeza, y Nix le hizo señas hacia un cuarto privado.
Entraron, y él cerró la puerta detrás de ellos.
Él se sentó en el sofá, y Everly tomó su asiento en el sofá opuesto al que él estaba sentado.
Se miraron el uno al otro, y Nix metió su mano en el bolsillo de su traje.
Sacó una pila de fotos y se las entregó.