Con miedo en sus ojos, los hombres en la habitación agarraron las armas con sus temblorosas manos y apretaron el gatillo, disparando frenéticamente como locos.
Los ojos de Valerio se dilataron, y sin dudarlo, corrió hacia Everly y la abrazó, protegiéndola con su cuerpo.
Los disparos resonaron continuamente, y finalmente, cuando se detuvieron, Everly, que había mantenido los ojos cerrados, parpadeó separando sus pestañas, su corazón latiendo rápidamente dentro de ella.
—Valerio... —susurró su nombre y levantó la cabeza para mirarlo.
Su respiración pesada resonaba en sus oídos, y en el momento en que vislumbró su cara, su corazón dio un vuelco.
—V-Valerio... —balbuceó mientras miraba su boca, que estaba llena de sangre.
¿Acaso le dispararon?
En el momento en que lo pensó, su corazón latió nerviosamente dentro de su pecho e intentó levantarse de la silla, pero Valerio, sin embargo, la agarró y la mantuvo presionada.