—Sí. Ya te perdoné. Sin embargo, las cosas nunca volverán a ser como antes —dijo Valerio.
—Pero quiero que sean así, Valerio. Por favor. Solo dame una oportunidad —lo interrumpió y suplicó desesperadamente ella.
Ella procedió a caer de rodillas, pero Valerio la agarró antes de que pudiera hacerlo y la puso de pie.
—¿Quieres una oportunidad? —preguntó él.
—Sí —asintió furiosamente.
—Está bien. Te doy solo dos meses para enmendar tu error. Demuéstrate y te perdonaré de todo corazón y te dejaré entrar de nuevo. Por ahora, has perdido completamente mi confianza, y tendrás que recuperarla pieza por pieza, hasta que esté completa y reparada —le dijo a ella, y una sonrisa aliviada se esparció por el rostro de Keisha.
—Si ese es el caso, entonces... ¿puedo pedirte un favor? —preguntó ella.
—¿Un favor? —Valerio arqueó una ceja hacia ella.