Everly, que había terminado su trabajo por esa noche, salió del edificio con una expresión cínica en su rostro.
Se dirigió hacia la calle donde tenía la intención de tomar un taxi y levantó la cabeza para mirar el oscuro cielo.
Una gota de lluvia cayó en su rostro, y una suave risa se escapó de su boca —Está... lloviendo. Sus labios se curvaron en una sonrisa, y en lugar de tomar un taxi, comenzó a caminar por la carretera, ignorando el hecho de que la lluvia comenzaba a caer cada vez más fuerte.
Llegó a un puente al lado del camino y se detuvo, sus ojos inmediatamente cautivados por el mar debajo.
Un profundo suspiro salió de su nariz mientras lo miraba —Bonito —murmuró, sintiéndose profundamente triste por razones que no podía explicar.
Lentamente se giró al oír esos bajos murmullos de peleas, y su mirada cayó en una madre y una hija que discutían por razones desconocidas.