—Bueno, estoy segura de que sabes sobre su cuidador que resultó herido —comenzó ella, y Vicente frunció el ceño lentamente hacia ella.
—Sí. ¿Esto involucra a Everly? —preguntó él, y Keisha asintió con la cabeza.
—Sí —respondió ella y jugueteó con sus dedos, insegura de cómo empezar a contarle.
—Vale. Entonces, ¿puedes decirme de qué se trata? No tengo todo el tiempo del mundo —la apremió él, y Keisha inhaló y exhaló para calmarse.
—B-bueno… Yo fui quien estuvo detrás de lo que le pasó a ella entonces —finalmente confesó, y Vicente, que no entendió su declaración en un momento dado, parpadeó con sus ojos en forma de espada hacia ella.
—¿Qué? —retrocedió con la cabeza confundido, y Keisha bajó la suya.
—Ordené a mi trabajador que la disparara, y
—¡¿Qué! —exclamó Vicente con una expresión desfigurada en su rostro—. ¿Cómo pudiste cavar tu tumba así? —preguntó y Keisha revoloteó sus ojos en perplejidad.
—¿Q-qué quieres decir? —inquirió ella.