—ID… tarjeta… —murmuró Everly y de repente parpadeó—. S-sí —asintió y metió sus manos en el bolsillo de su chaqueta como si estuviera buscando la tarjeta de identificación.
—¿Qué está pasando? —habló con el ceño fruncido y comenzó a buscar frenéticamente en su bolsillo.
—¿Está todo bien, señora? —el guardia de seguridad preguntó, viendo la mirada aprensiva en su rostro.
—Sí, todo está bien. Es sólo que... parece que no encuentro mi tarjeta de identificación. Creo que debe haberse caído de mi bolsillo mientras me apuraba para llegar aquí —explicó Everly con una expresión cínica en su rostro.
—Mis disculpas. Pero realmente no puedo dejarla pasar si no me muestra su tarjeta de identificación. Quizás pueda llamar a su gerente y podría dejarla entrar después de hablar con ella —el guardia de seguridad le explicó, y Everly asintió lentamente.
—Ya veo… —se dio la vuelta y tomó una larga y profunda respiración, ahora insegura de qué hacer.