Valerio frunció el ceño y apartó la mirada de Vicente.
—¿Qué debería decir ahora?
Honestamente, no tenía intención de decírselo a Everly si ella se recupera, pero tenía sus razones para tomar tal decisión.
—Valerio... —Vicente, quien podía sentir su hesitación para responder a su pregunta, frunció ligeramente el ceño—. ¿Está todo...?
—No puedo decírselo —Valerio de repente aulló con una expresión molesta, haciendo que Vicente retrocediera con la cabeza en confusión.
—¿Puedo preguntar por qué? —Vicente preguntó con calma, en perplejidad.
—No lo vas a entender, Vin
—¿Qué no voy a entender, Valerio? Te molesta, y necesitas decírmelo porque honestamente no puedo entender por qué no querrías decirle —dijo Vicente, exasperado.
—Ya lo admitiste, ¿así que cuál es el problema? —preguntó con sus ojos llenos de curiosidad mirándolo.
Valerio bajó la cabeza y tomó una larga y profunda respiración. —Es un gran problema, Vicente —se dirigió a sentarse en la silla enfrente de Vicente.