—Everly —su voz ronca la llamó en el instante en que sus ojos se encontraron con los de ella, y Everly entró en pánico de inmediato.
Miedo centelleó en su mirada y comenzó a dar pasos hacia atrás.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Luthier con enfado, su mirada dirigida hacia la ventana rota.
Sabiendo que tenía que irse sin importar qué, Everly se giró rápidamente y corrió hacia la cuerda.
La agarró, lista para saltar, pero Luthier, que llegó a tiempo hasta ella, la agarró por la cintura y la jaló hacia atrás, haciendo que cayera sobre él mientras él aterrizaba en el suelo.
—¡Déjame ir! —Everly luchó por liberarse de su agarre, pero aunque él tampoco estaba en una buena posición, la sujetó con fuerza, agravando su lesión en el proceso.
—¡Ahhh! —Everly gritó de dolor mientras su fuerte brazo presionaba sobre su herida—. ¡Suéltame! Por favor, ¡suéltame! —suplicó con los ojos ya llenos de lágrimas incapaz de soportar el terrible dolor que sentía en su vientre.