```
—Le golpeamos en la cara... —se jactó Malia.
—Bueno, sí, técnicamente, eso haría que la chica se enfadara. Pero me refiero a que no hay nada que yo haya hecho que ella pueda usar en mi contra para la manada —respondió Aila, a la que Malia asintió con la cabeza en señal de acuerdo.
Una vez más, Aila fue consumida por sus pensamientos sobre las hermanas y el nuevo liderazgo que asumiría, tanto que se chocó con alguien.
—¡Lo siento mucho...!
—¿¡Aila!? —Una chica con cabello marrón y gafas casi chilló en su cara.
Malia se quejó pero se calmó después de sentir la angustia de Aila.
—¿Sarah? —exclamó Aila después de ser arrastrada a un abrazo apretado que le cortaba la respiración.
Sarah era una chica de su clase en la universidad; aunque las clases habían terminado, las dos chicas se habían mantenido en contacto. Eso fue, hasta hace unas semanas cuando ella había sido secuestrada.