Todo era simplemente agua bajo el puente. Kaden estaba furioso cuando descubrió por primera vez que ella se había ido y todavía estaba enojado, pero lo mantenía a raya. Ahora, Lina estaba demasiado traumatizada y torturada como para encontrarse con su ira. Él no pensaba que podría explotar contra ella tampoco, no cuando ella se comportaba como lo hacía.
Lina comía lentamente y deliberaba. Sus hombros estaban encorvados, pero sus acciones seguían siendo elegantes, pues el etiquetado para la cena le había sido inculcado desde su nacimiento. Comía con manos temblorosas y ocasionalmente, él le cortaba cosas. Finalmente, cuando se sació, tomó la bandeja de madera y la colocó de nuevo en el tocador. Luego, le preparó un baño cálido y perfumado donde la ayudó a lavarse el cabello.
—¿Estás segura? —Kaden reforzó.