Lina se preguntaba si tendría que experimentar ese dolor por el resto de su vida. Esperaba que no. Pero ¿qué le pasaría si recordaba el trauma? ¿Qué le pasaría a su cuerpo? ¿Se cerraría por completo y colapsaría de pura conmoción?
Lina no quería averiguarlo. Apretó los labios, pensando en algo que decir para cambiar de tema. Había un brillo peligroso en los ojos de Kaden, a pesar de su suave agarre sobre su cuerpo. Parecía listo para asesinar a quienquiera que le hubiera hecho esto. Sin embargo, ella quería arruinarlos con sus propias manos.
—Me uno a la Carrera de Heredero Yang —dijo Lina, su voz un poco temblorosa, a pesar de su confianza inicial esa mañana. Cuando la acorralaban, era del tipo que luchaba.
—Everett trató de acorralarme —admitió Lina—. Usó sus conexiones con mi abuela y me tendieron una emboscada esta mañana.
Kaden frunció el ceño y casi cerró los ojos. —Como dije, ese hombre huele a desesperación.