—Kaden… —Lina se quedó en suspenso, dándose cuenta de que él quería más.
Kaden capturó su boca. La besó de manera sensual, de formas que ella no sabía que fueran posibles. Sus labios eran sorprendentemente suaves. La besó con urgencia, deseoso de dominarla por completo. Ya le pertenecía, pero convirtió eso en un momento apasionado.
El beso fue repentino y la dejó sin aliento. Mientras ella estaba distraída, él comenzó a mover sus caderas de nuevo. Sus músculos eran duros, pero su piel era sedosa. No podía describirlo. Todo lo que podía hacer era aferrarse a sus hombros.
—Déjame entrar de nuevo —susurró Kaden contra su boca, aunque no tenía que pedirlo.
—Por favor… —Lina rogó, incapaz de separarse de su longitud que llenaba su interior. Lo deseaba más que nunca.
Kaden soltó una risa áspera.