—Literalmente me acabas de ver hace unas horas —respondió Lina con una ligera sonrisa.
—Unas horas demasiado largas —dijo Kaden con expresión seria, rodando los ojos.
¿Dónde estaba la sinceridad?
—¿Dónde está mi beso y abrazo de saludo? —preguntó Kaden con voz grave, caminando directamente hacia la cama. Se inclinó hasta que sus ojos estuvieron al nivel de los de ella.
Los ojos de Lina se agrandaron. No esperaba eso.
Lina no había sido íntima con nadie en esta vida excepto por su beso con Kaden. Era demasiado tímida para ser la primera en besarlo de nuevo, así que se rió incómodamente.
—No sé cómo
—Mi esposa —suspiró Kaden—. Qué lástima me da tu esposo.
—A mí también me da lástima —estuvo de acuerdo Lina con un asentimiento inmediato de su cabeza.
Kaden hizo una pausa y la miró. Sus labios temblaron. Ella lo miró fijamente con determinación. ¿Meantiría cada palabra? Se veía como si lo hiciera.