Lucrezia llegó al animado baile, adentrándose sin invitación. Su tarjeta de invitación era una sonrisa amigable y el guardia que revisaba las tarjetas se olvidó de sus deberes mientras la observaba con una mirada hechizada hasta que ya no pudo verla más.
Caminó por los pasillos donde tanto hombres como mujeres la miraban hechizados, y finalmente llegó al salón donde se celebraba la fiesta. ¿Qué podía decir? Aún era una chica romántica en el fondo y quería ver qué depararía este momento.
Las personas se agrupaban alrededor del salón, algunas susurrando histéricamente, otras resoplando decepcionadas. Pobres damas que vinieron aquí con esperanzas que se desplomaron.
Navegando a través de la multitud encontró a Skender y Roxana acaparando toda la pista de baile para ellos mismos. Bailaban elegantemente como dos aves libres. Una mujer realmente parecía más hermosa cuando estaba feliz. Y Skender era un hombre nuevo. Era Alejandro ahora, un hombre completo con su demonio y su compañera.