Natasha llevó a Angélica a una habitación bien decorada donde se quedaría hasta que conociera a su pretendiente, algo que había organizado. Solo ahora se dio cuenta de lo aterrorizada que estaba de conocer al hombre que podría ser su futuro esposo si las cosas salían según lo planeado.
—No te preocupes por tu hermano. Nuestros padres también han estado en campamentos militares. Tiene sus beneficios —le dijo Natasha.
Angélica ya lo sabía. Sabía que los otros chicos darían problemas a su hermano pero al menos allí tendría comida y refugio y estaría vivo. Su corazón se rompía al pensar que tenía que elegir entre esas cosas para su hermano.
—Lo sé. Gracias —Angélica sonrió.
—Está bien. Te dejaré descansar para que puedas impresionar al Señor Scott mañana —le dio una sonrisa antes de cerrar la puerta de la habitación detrás de ella.