```
Si alguien le hubiera dicho a Aries que era alguien que sobrevivía bebiendo la sangre de otra persona, se habría reído y lo habría tratado como una broma extraña. Pero después de todo lo que había sucedido en el Imperio Maganti y de las cosas que nunca podría dejar de ver, no podía ni siquiera dudar de las palabras que salían de la boca de Abel.
—¿Qué...? —exhaló, con los labios temblorosos—. ¿Alguien que puede revertir el tiempo?
Abel estudió su rostro, notando el enrojecimiento en la esquina de sus ojos. —Mhm. Conozco a alguien.
—¿Y esa persona... podría haberla conocido en la cumbre mundial? —preguntó, y él negó con la cabeza.
—Hablo de dos personas diferentes, querida —hizo una pausa para dejarla asimilar la información poco a poco—. La persona que revierte el tiempo es alguien que conozco, y la persona que podría haber salvado a Rikhill es otra.
—¿Qué? —soltó una risa seca y corta, confundida por lo que él decía.