—Ese no es el hermano que conocí.
Aries bajó la mirada y agarró fuertemente la espalda de Dexter. Por otro lado, este último dudó en tocarla o corresponder su abrazo. Todo lo que podía hacer era permanecer enraizado en ese lugar, su mano a solo una palma de distancia de su espalda.
—Dani —llamó en voz baja, pero la voz casi sofocada de ella acarició de inmediato sus oídos.
—No —dijo ella—. No creo estar preparada para escuchar lo que vas a decir. Deberías haber respondido inmediatamente porque mi determinación ya se debilitó.
Sus cejas se fruncieron mientras las líneas de su frente se profundizaban. Su corazón latía tan rápido que alcanzaba su respiración. Intentó controlar su acelerado corazón, temiendo que ella lo sintiera o lo oyera, pero fue en vano. La idea de que Aries supiera todo... lo destrozaba.