—¡Fácil! ¡Maldita sea!
Ismael miró hacia atrás al caballero, quien lo empujó al interior de la celda. Chasqueó la lengua con irritación, sacudiendo su hombro mientras el caballero cerraba la celda y la cerraba con llave.
—Maldición… —gruñó, levantando la barbilla para desafiar al caballero cuando éste lo miró a los ojos.— ¿Qué?
El caballero permaneció en silencio mientras se alejaba, girando sobre su talón justo después, y luego se marchó.
—Habría desfigurado su rostro si hubiera dicho una palabra. —Ismael escupió hacia un lado y rodó los ojos.
—Necesito salir de aquí.
El tercer príncipe arqueó una ceja cuando escuchó la voz temblorosa de Climaco. Giró sobre su talón y sus ojos cayeron inmediatamente en el caballero de Aries. Climaco estaba sentado en el estrecho banco con los brazos sobre sus piernas. Su expresión era solemne.
Climaco juntó sus manos temblorosas para calmarse del terror que llenaba su corazón.—Necesito salir.