—Te tomó bastante tiempo. Pensé que te quedarías dentro hasta la luz del día. Sacarte de allí sería feo.
Inez sonrió con suficiencia bajo el velo negro al ver el rostro pálido de Cherry. Colocando su mano sobre sus rodillas, se levantó del cuerpo del cochero con los pies a cada lado de él. Sacudiéndose las manos, se enfrentó a la dama de compañía de la princesa heredera.
—Condesa Lloyd, ¿no es un poco tarde para que viaje sola? —preguntó mientras se bajaba el velo que le cubría la mitad de la cara inferior—. Como dama de compañía de Su Alteza Real, debe haber escuchado sobre el reciente ataque terrorista. No es seguro.
—Su Alteza... —Cherry retrocedió tambaleándose mientras sus labios temblaban, su cuerpo entero sacudido.