—Mi dama, ¡por favor baje de ahí! ¡Es peligroso!
—Mi dama, ¡por favor tenga cuidado!
—¡El Marqués estaría preocupado, mi dama! ¡Por favor baje!
Aries miraba hacia abajo a los sirvientes debajo del árbol al que había trepado hace momentos como un mono. Había pasado una semana desde que vio por última vez a Dexter. Él no había venido a apaciguar a su hermana, lo cual Aries ya esperaba. Así que no le quedaba otra opción que llamar su atención de otra manera.
—¡No se preocupen! ¡No me caeré! —gritó, sonriendo de oreja a oreja mientras miraba hacia arriba. Los sirvientes aún le rogaban que bajara, llamando la ayuda de algún caballero, por si acaso. Pero Aries los ignoraba mientras disfrutaba de la brisa del mediodía.
«Solía trepar árboles en Rikhill. Los árboles que crecen en esa tierra eran mucho más altos que este», pensó, retirando su mano del tronco para equilibrarse en la gruesa rama.
—¡Kyah! ¡Mi dama!