—¿Dijiste niño? —La Reina sonreía emocionada ante las palabras de Artem—. Estoy bastante segura de que te escuché decir la palabra niño, Artemisa. ¿Es así? —La Reina parecía muy ansiosa por hacer que Artem repitiera lo que había dicho. No pude evitarlo, me reí suavemente.
—Sí, lo hizo. —Tenía problemas para controlar las risitas ahora, pero aun así lograba hablar—. Artem y yo acabamos de descubrir que estoy embarazada.
La Reina se levantó de un salto y sonrió radiante. En realidad no se levantó de un salto como tal. No sé exactamente cómo llamar a lo que estaba haciendo. Parecía que saltaba de alegría, pero en realidad se elevaba más y más con cada pequeño salto. Si no paraba pronto, temía que fuera a golpear el techo.