—Tan pronto como entramos a la habitación sentí a Estrella tensionarse a mi lado. Siempre le ponía incómoda ver a los chicos en su estado actual. Especialmente desde que nos habían traído a más de ellos. Odiaba ver a alguien sufrir y esta situación no era diferente.
Instintivamente apreté mi brazo alrededor de ella para ofrecerle apoyo emocional en silencio. Sentí que se inclinaba ligeramente hacia mí, de modo que yo soportaba una pequeña parte de su peso. Podía decir que le estaba ayudando, aunque fuera un poco.
Había catorce chicos actualmente conectados a monitores cardíacos y de ondas cerebrales. Tenían tubos de alimentación y oxígeno que estaban allí como una medida de seguridad por si de repente dejaban de respirar. Había tantos dispositivos diferentes funcionando simultáneamente que toda la habitación sonaba como si estuviera zumbando ligeramente.