—¿Tienes un nombre? —pregunté a mi lobo, sin saber bien qué decirle.
—Mi nombre es Lyra —su voz era fuerte pero todavía sonaba asustada y solitaria.
—Lyra, ¿puedes salir de la sombra, puedes venir a donde te pueda ver?
—No —tuve la impresión de que estaba sacudiendo la cabeza de lado a lado, agregando el gesto a las palabras—. No puedo entrar en la luz hasta que se quite el talismán.
—¿Cómo quito el talismán? No sé cómo sacarlo.
—El verdadero maestro del talismán es el único que puede quitarlo. Una vez que lo quiten o mueran debería poder sacarse.
—¿Cómo sabes tanto sobre el talismán? —parecía que Lyra estaba bastante informada sobre el asunto.
—He vivido y hablado con la magia del talismán durante muchos años. He aprendido sus secretos y su poder.
—Así que estás diciendo que solo el Tío Howard puede quitar el talismán —eso casi me aplastó, sabía que no había manera de que él alguna vez quitara esta maldita cosa de mí.