Su mente pensó en un millón de cosas en cinco segundos.
—Vale... volvamos a anoche... —recordó haber ido a sentarse con Xavier y Zac, luego bebió alcohol...
Eso era todo lo que podía recordar. ¿Qué más pasó anoche? Su cabeza estaba a punto de partirse en dos, y ahora quería vomitar.
Saltando de la cama, abrió la puerta contigua, y afortunadamente, era el baño. Inclinándose sobre el lavabo, vomitó.
—¡Dios! —exclamó Ari mientras se sujetaba el estómago dolorido; odiaba tener resaca. Vomitar era muy doloroso.
Ari se lavó la boca y salió para pensar dónde estaba en ese momento.
Mientras entraba en la habitación, le vinieron a la mente destellos de los eventos de la noche anterior.
Sus ojos se abrieron de par en par conmocionados al recordar haber besado a Xavier y haberle rogado que se acostara con ella...
—No... no... no... —sus manos se aferraron a su cabeza mientras se giraba hacia la cama, mientras más recuerdos se colaban;