—¿Crees que me bañaría contigo mientras estás inconsciente?
Los ojos de Diana parpadearon.
—Eh… ahora que lo pensaba, él no era de los que se aprovechan de los demás.
—Si tuviera que decirlo, diría que no, pero nunca se sabe, las hormonas masculinas son otra cosa.
Ella rió, pero Michael sacudió la cabeza.
—No, hablo muy en serio sobre ti, no puedo hacer nada que te haga dudar de mis sentimientos hacia ti. Así que no importa qué, no puedo aprovecharme de ti.
La risa de Diana se detuvo en su lengua mientras lo miraba,
Era raro encontrar a alguien que fuera muy guapo y al mismo tiempo leal. Su corazón se calentó al observarlo. Quizás esta era su recompensa por haber amado a alguien tan imprudentemente en el pasado.
—Gracias —susurró con una sonrisa. Él era alguien que cualquier mujer desearía y ella tenía mucha suerte de tenerlo.
—¿Por qué? —Michael la miró divertido.