—¿Espero que no te importe? —preguntó Hazel, con una dulce sonrisa en sus labios. Claire se tensó; no sabía si la sonrisa era real o no. Hazel parecía muy dulce, pero no podía evitar sentir que sus acciones eran intencionadas.
—No, no te preocupes. Está bien, mientras tú estés feliz.
—Oh, gracias a Dios. Pensé que te ibas a enfadar conmigo por cambiarlo. La cosa es que salí con alguien que tenía una mejor amiga y después de descubrir que se acostaba con su mejor amiga, me volví muy escéptica sobre las mejores amigas. Pero me alegra mucho que tú no seas igual.
Claire se tensó al escuchar sus palabras, y forzó una risita.
—Jaja, no te preocupes; Leo y yo no somos así. No tienes nada de qué preocuparte.
—Gracias, Claire, me alegra escuchar eso. Bien, ya me voy subiendo, nos vemos —brillaba mientras presionaba el botón del ascensor.