—¿Qué?
—Jaja, no me hagas caso, tú eres más bonita, pero confía en mí, ella es linda. Te encantaría —Leo se rió al verla rodar los ojos—. Me la has elogiado tanto, que ahora realmente quiero conocerla. ¿Espero que esté a la altura de mis expectativas?
—Confía en mí, lo estará —ella asintió, y casi al mismo tiempo, un pensamiento surgió en su mente y ella abrió los ojos de par en par—. Leo, adivina qué?
—¿Qué pasa esta vez? —Claire se sentó erguida en su silla, inclinándose hacia Leo, con los ojos bien abiertos—. ¡Adivina!
—Sabes que no sé adivinar, ¿qué pasa? —Leo entrecerró los ojos hacia ella, pero luego ni siquiera podía imaginar qué podría hacerla tan emocionada—. ¡Finalmente lo conocí!
—¿Conociste a quién? —ella exclamó, con los ojos curvados en crescentes. Las cejas de Leo se fruncieron.
—A mi príncipe azul —Leo se rió incrédulo—. No me digas que fuiste a conocer a Nicklaus Howells?