—Además, estás saliendo con alguien, ¿por qué no continuas con tu presente… —Diana se rió de ella, negando con la cabeza—. Diana, no sé por qué te opones tanto a que me guste Nicklaus, ¿me odias? ¿Por qué no me apoyas por una vez! Además, no soy mi hermana, somos dos personas distintas. Él no me juzgaría por los crímenes de mi hermana.
—Mia intentó defenderse pero parecía que Diana no estaba dispuesta a dejarla en paz tan pronto;
—Hmm, interesante, pero olvidaste que más vale prevenir que lamentar. Pero no me hagas caso, de todos modos; es posible que Nicklaus no te juzgue de esa manera.
Mia ni siquiera sabía qué decirle más a Diana, no entendía por qué estaba tan empeñada en impedirle que persiguiera a Nicklaus.
—Sabes qué, me voy a la cama, Ricardo, hablaremos mañana; Diana, te dejo fuera, busca otra habitación —Mia exclamó, levantándose y caminando hacia las escaleras—. ¡Eh! Esa es mi habitación, ¡ni se te ocurra! —Diana exclamó mientras corría tras ella.