—Nicklaus echó un vistazo por la ventana desde su habitación por enésima vez.
—¿Todavía no habían vuelto? ¿No dijo ella que iba a buscar su pasaporte; acaso fue a traer toda su casa?
—Volvió su mirada hacia el teléfono en sus manos, contemplando si llamarlos, pero justo cuando iba a hacerlo, vio su coche acercándose a la casa y cerró las cortinas.
—Tiana salió del coche y entró en la casa; sus ojos se posaron brevemente en las escaleras pero pensó que mejor se iba a dormir; ya era tarde, no debía molestarlo.
—Rápidamente se fue a la cama en cuanto llegó a su habitación.
—Nicklaus caminó hacia su nevera y sacó un frasco de pastillas para dormir; desde que murieron sus padres, no ha podido dormir sin ellas. Y aun después de tomarlas y quedarse dormido, nunca era un sueño tranquilo. Ni siquiera recordaba cómo se sentía un sueño pacífico.