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Se tapó la boca, impactado. Varias ideas y posibilidades cruzaron por su mente. Lu Tianxin en la foto seguía siendo la misma mujer hermosa que él recordaba. No olvidaría ese rostro ni en sus sueños. Sin embargo, el niño que ella sostenía hizo que su corazón latiera dolorosamente.
Nunca había considerado a Lu Tianxin como una mujer que pudiera engañarle o acostarse con otros a sus espaldas. Lo que llamaba su atención era el hecho de que no había nadie registrado como el padre del niño en los documentos legales.
—El niño muestra una sonrisa como la de Lu Tianxin —susurró para sí mismo, mientras observaba la foto—. Su cabello y rasgos faciales son casi idénticos a los míos.
Por un momento, Ye Xiaozu se preguntó si el niño era suyo.