—Porque tengo que encontrarme con alguien aquí y pensé que debería traer a Xiao Bao conmigo ya que no hay nadie para cuidarlo —mintió a medias Feng Tianyi. De hecho, Xiao Bao estaría bien en casa en el Jardín de Durazno en Flor. Pero como no podía simplemente dejar al niño solo en esa enorme casa, decidió que el niño lo acompañara a él y a Song Fengyan.
—¡Deja eso, Tío Yan! ¡Hueles mal! —Xiao Bao se tapó la nariz mientras empujaba la cara de Song Fengyan con su otra mano—. ¿Fumaste de nuevo? —dijo con disgusto.
—Está bien. Me has atrapado —concedió Song Fengyan—. Era la verdadera razón por la que había dejado al niño antes, pero no esperaba que Xiao Bao deambulara y se topara con la Emperatriz Dowager por sí mismo.
—¿Por qué no llevas a Xiao Bao afuera? Te seguiré enseguida —le dijo Feng Tianyi a su primo, no queriendo que Xiao Bao fuera testigo de él discutiendo con su madre.