—Lo siento, Tianyi, no sabía... Lan Xiyan me pidió que no lo revelara, pero... —Tang Moyu se disculpó con Feng Tianyi una vez que su primo abandonó el Jardín de Durazno en Flor. No estaba segura de lo que realmente había ocurrido, pero al ver la cara de Song Fengyan, no había duda de que él había pasado por un infierno, justo como ella años atrás.
Song Fengyan tenía los mismos ojos vacíos que ella tenía cuando lo había perdido todo y se había visto obligada a enfrentarse a lo desconocido con un futuro incierto. Sabía lo difícil que era encontrar una razón para seguir adelante cuando todo lo que querías era arrodillarte y llorar con toda tu alma.
—Está bien. No es como si lo hubiera sabido por mucho tiempo. Lianchen y yo nos enteramos recientemente. —Había un tono de arrepentimiento en la voz de Feng Tianyi que Tang Moyu notó. Aunque él y Song Fengyan siempre discutían, tenían una relación mejor y más profunda comparable a la de verdaderos hermanos.
