Lerna dio un paso adelante. —Sé que Felis tiene un ejército enorme, Su Alteza, pero tanto Tania como yo seremos de inmensa ayuda. Realmente quería luchar contra Felis. Quería vengarse por todo lo que él le había hecho y algo más. —Tú no sabes lo que me impulsa a ello. Un hombre como Felis no debería existir. Nuestro padre era un demonio y mi hermano resultó ser otro demonio. Él podría haber tomado un camino diferente y elegido darme a mí y a otras mujeres una vida mejor en su reino, ¡pero eligió el mismo camino que mi padre!
—Ambas son demasiado valiosas —dijo él.
—¡Lo detesto! —Lerna dijo en voz alta—. Quiero luchar contra él y si la diosa lo permite, lo mataré. —Su pecho subía y bajaba y su voz se había vuelto ronca debido a las emociones que ardían en su interior—. ¡Él me ha dejado cicatrices para toda la vida! ¿Sabes acaso que él estaba preparándome para aparearme con doce Alfas con el fin de obtener el heredero adecuado para su reino?