Mintaka los condujo a todos a la sala principal del trono.
Eltanin había entrado con su espada desnuda, la cual un sirviente se apresuró a darle un paño para limpiar la sangre. Envainó la espada, su rostro no mostraba ni un atisbo de remordimiento. De hecho, tenía expresiones tan frías que aquellos ya presentes en la corte se aterrorizaban en su presencia.
Rigel entró con Lerna a su lado. Entrelazó sus dedos con los de ella todo el camino hasta la sala del trono. Tabit se había unido a ellos en el corredor que llevaba a la sala del trono. Sus expresiones eran graves debido a lo que le había pasado a Meissa, pero estaba bastante emocionada de ver a Lerna. No dejaba de mirarla de vez en cuando.
Tan pronto como llegaron a la sala del trono, Mintaka les pidió que se sentaran mientras él iba a sentarse en el trono. Rigel se sentó a la derecha en su lugar e hizo que Lerna se sentara junto a él. Eltanin se sentó a su lado.