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—La luz chisporroteaba y saltaba de una piedra del alma a otra —Emitida desde la piedra del alma de Nerio y entrando en la de Tania. Tania estaba experimentando tanto dolor que se había vuelto insensible. Dejaba que las cosas sucedieran por su cuenta. Mientras estaba inconsciente, recuerdos de su infancia regresaron.
—La mordida fría del invierno. Tania estaba en una delgada y desgarrada camisa. Miraba a su maestro que la llevaba en su carruaje de regreso a Cetus con una sonrisa en su rostro. Él la miraba con sus fríos ojos y ella lo miraba con sus ojos de cierva —¿Me darás comida para comer? —había preguntado una sola vez durante el viaje mientras se sentaba en el frío suelo del carruaje.
—Él asintió —Sí, pero tomaré algo a cambio.
—La pequeña Tania no sabía qué podía darle a este hombre a cambio. Y entonces