—¡Elty! —Tania lloró.
—¿Qué pasa, bebé? —dijo él, intentando mantener la calma—. El remolino se está haciendo más pequeño. ¡Tenemos que llegar a tiempo!
—Siento— siento que mi magia está— —no pudo terminar la frase y gritó de dolor—. Su magia se rebelaba contra la idea de irse—. ¡Eltyyy no te vayas! —ella gritó, sus garras se clavaban en la carne de sus antebrazos, sacándole sangre—. ¡No puedo soportar la resistencia!
—¡Aguanta, Tania! —él le espetó—. ¡Puedes hacerlo!
Ella negó con la cabeza—. ¡Noooo! —El remolino le estaba haciendo algo. Se sentía como si la magia le cortase la carne e intentase luchar contra el remolino.
—¡Tania! —Eltanin dijo—. ¡Mírame! —El éter se derramaba de sus ojos mientras Tania se fijaba en él.
Su magia se olvidó del remolino cuando empezó a animar a su compañero. Todo se movía a cámara lenta. "Reclámanos..." susurró su magia.