El hotel donde se celebró el banquete de cumpleaños estaba justo al lado del lago. En el momento que salió, un viento húmedo sopló. Mo Rao no pudo evitar abrigarse más con su abrigo, pero también recobró la sobriedad.
Había un pequeño jardín fuera del hotel. Mo Rao caminaba sin rumbo cuando de repente una mano le agarró la muñeca.
Mo Rao exclamó y se volteó para ver que era Cao Mao, quien la había acosado anteriormente.
—Presidente Cao, por favor suélteme —La expresión de Mo Rao se volvió fría.
Sin embargo, Cao Mao no sentía que hubiera algo mal con su acción. Al contrario, tentó la suerte y dio un paso más cerca de Mo Rao. —Señorita Mo, aquí estamos solo nosotros dos. No tienes que fingir ser decente.
—Sé que te gusta relacionarte con hombres ricos. Yo tampoco estoy mal. ¿Por qué no pasas la noche conmigo? Te dejaré actuar en algunas buenas telenovelas.
Cao Mao tenía una expresión depravada y su mente estaba llena de pensamientos lujuriosos.
