—Hermano Zhang, no quiero molestarte. No estoy lejos de casa. Tomaré un taxi —Mo Rao se sentía un poco avergonzada.
Zhang Zhe suspiró, su mirada era sincera —Xiao Rao, de hecho, tengo algo que pedirte.
Mo Rao estaba sorprendida —¿Qué es? Dime.
Zhang Zhe salió del coche y abrió la puerta del pasajero —Te llevaré de vuelta. Te lo contaré en el camino.
Después de una ligera vacilación, Mo Rao igual se subió al coche. Después de todo, Zhang Zhe había dicho que necesitaba su ayuda con algo, así que no podía rechazarlo.
—Hermano Zhang, mejor me siento atrás —Mo Rao no se subió al asiento delantero del pasajero sino que abrió la puerta trasera.
—...Está bien —Zhang Zhe no insistió.
Después de que Mo Rao se subió al coche, se dio cuenta de que había muchos libros en el asiento.
—¿Dónde vives? —preguntó Zhang Zhe.
Mo Rao le indicó la dirección de la familia Fu. Zhang Zhe evidentemente se quedó atónito por un momento, pero rápidamente recuperó la compostura —Entiendo.