—Tío Shen. —Fu Ying sacó una silla y se sentó mientras saludaba cortésmente a Shen Ke.
—Fu Ying, hace tiempo que no nos vemos. Esta es mi hija menor, Shen Jia. Acaba de regresar de un curso de negocios en el extranjero y es modelo —Shen Ke sonrió a Fu Ying.
—Hola.
—Tío Shen, si recuerdo bien, usted dijo que quería verme porque quería discutir un gran proyecto conmigo —Shen Jia extendió la mano para saludar a Fu Ying, pero Fu Ying no respondió. Solo miró a los ojos de Shen Ke y dijo.
Shen Ke parecía un poco avergonzado. Había pedido ver a Fu Ying hoy para discutir el proyecto, pero por otro lado, quería promocionar a su preciada hija.
—Sí, sí, sí. Quiero hablar sobre el proyecto —dijo Shen Ke y se dio la vuelta—. Pero Jiajia acaba de regresar al país. Cuando se enteró de que iba a verte, quiso venir.
—¿No te acuerdas de Jiajia? Solían jugar juntos cuando eran jóvenes. En ese tiempo, incluso bromeé con tu padre de que los íbamos a comprometer.