Al ver que Fu Ying tocaba a Mo Rao, Mo Yuan no pudo soportarlo más y se apresuró a empujar a Fu Ying.
—No toques a Rao Rao —Mo Yuan jaló a Mo Rao hacia su lado, como si estuviera preocupado de que Fu Ying se la arrebatara.
Al ver que la pelea de bolas de nieve entre los dos hombres se había convertido en una disputa por ella, Mo Rao se sintió impotente.
—¿Por qué no volvemos cada uno a su casa? Hace bastante frío afuera.
Mo Yuan sentía que Fu Ying estorbaba y estaba reacio a permitir que Fu Ying volviera a entrar en contacto con Mo Rao, así que estuvo de acuerdo.
—De acuerdo, volvamos a casa.
Con eso, abrazó el hombro de Mo Rao y se dio la vuelta.
Fu Ying siguió de cerca sin decir una palabra.
—¡Fu Ying, por qué eres tan acosador?! —Después de que Mo Yuan dio unos pasos, se volvió para ver a Fu Ying detrás de él.
Fu Ying se encogió de hombros.
—Mi casa está al lado de la tuya.
Estas palabras dejaron sin habla a Mo Yuan.