—¡Fu Ying, suéltame! —Mo Rao intentó empujar a Fu Ying, pero Fu Ying la abrazó fuertemente. No parecía en absoluto una persona con fiebre alta.
—No te muevas…
El jadeo de Fu Ying resonó en los oídos de Mo Rao.
Al segundo siguiente, Mo Rao sintió algo tocar su abdomen.
¡Fu Ying era tal sinvergüenza! ¡Estaba tan excitado!
—¡Fu Ying, estás loco?! —Mo Rao estaba enojada y sin palabras. Deseaba poder abofetear a Fu Ying dos veces.
Fu Ying no habló. Solo abrazó a Mo Rao mientras ella hacía un berrinche.
Mo Rao estaba frente a un hombre de 1.9 metros, así que naturalmente no era rival para él. Era como una marioneta siendo abrazada sin poder hacer nada por Fu Ying para consolarla.
Afortunadamente, justo cuando Mo Rao se preguntaba cómo salir de los brazos de Fu Ying, se abrió la puerta.
—¡Fu Ying! ¿Qué estás haciendo? —exclamó.
En el momento en que Mo Yuan entró en la casa, vio a Fu Ying acostado en el sofá con Mo Rao en sus brazos, su rostro todavía enrojecido.
