—Abuela, necesito tu ayuda con algo —dijo Mo Rao mientras le daba un masaje a la Anciana Señora Fu después de cenar.
—La Anciana Señora Fu sonrió y preguntó:
—¿Tiene que ver con la familia Qu?
—Mo Rao se quedó atónita por un momento antes de sonreír:
—Abuela, eres realmente astuta.
—Normalmente guardas todo para ti y no me pides ayuda. Por supuesto que es fácil adivinar que tiene algo que ver con la familia Qu —El tono de la Anciana Señora Fu era un poco de reproche pero también cariñoso.
—Mo Rao estaba a punto de responder cuando Fu Ying la interrumpió:
—No, no podemos dejarla quedarse sola en la casa de la familia Qu.
—¿Por qué? —Mo Rao frunció el ceño.
—Esas personas de la familia Qu no son fáciles de tratar. Además, Qu Ru también está allí. Me preocupa que ella te haga daño —La expresión de Fu Ying era sombría.
—Al mencionar a Qu Ru, recordó las cosas maliciosas que ella había hecho contra Mo Rao y deseaba poder estrangularla hasta la muerte.