Mo Rao divagaba cuando de repente olió la fragancia del cordero.
No había comido nada en todo un día. El aroma de la comida era realmente muy tentador. Levantó la vista y vio que era Fu Ying. Inmediatamente perdió el apetito.
—Come algo —Fu Ying le pasó la pierna de cordero a Mo Rao.
—No tengo hambre —Mo Rao sacudió la cabeza obstinadamente, pero al siguiente segundo, su estómago rugió.
Su aspecto terco y avergonzado divirtió a los internautas.
Fu Ying era un CEO distante frente a los demás, pero se mostraba tan devoto y adulador hacia Mo Rao. ¿A quién no le gustaría este contraste?
Fu Ying también escuchó el rugido del estómago de Mo Rao. Él sonrió.
—No puedes pasar hambre solo porque no quieras verme.
—No lo estoy —negó Mo Rao.
—Entonces come —Fu Ying le metió los palillos en las manos a Mo Rao.
Mo Rao no tenía un sistema digestivo muy bueno para empezar. Ya había pasado hambre por un día. Si no comía ahora, más tarde le dolería el estómago.
