Li Yan abrió la boca e intentó decir algo. Sin embargo, después de escuchar su respuesta, encontró que no podía refutarla en absoluto. Solo pudo resignarse a mantenerse en silencio.
—¿Tienen algo más que preguntar? —dijo indiferentemente Zhao Youlin mientras dejaba la taza de té sobre la mesa.
—En cuanto a las personas que te persiguieron esta vez, ¿recuerdas sus rostros, señorita Zhao?
—Oficial Li, creo que no debería preguntarme eso. Hasta donde yo sé, están reteniendo a uno de ellos en la comisaría de policía. En comparación conmigo, creo que esa persona debería tener una impresión más profunda de sus compañeros, con quienes convive todo el tiempo —respondió Zhao Youlin levantando la cabeza para mirar a Li Yan y riendo.
Li Yan se quedó sin palabras, pero pronto encontró otra razón: