—Acabas de decir que tú… —Zhao Youlin señaló a Mu Tingfeng y esperaba con ansias escuchar una refutación de su parte para confirmar que lo que había escuchado era solo su propia alucinación.
Mu Tingfeng estaba descontento. Frunció el ceño como si no estuviera satisfecho con la mirada sorprendida de Zhao Youlin. ¿Por qué estaba tan sorprendida cuando él mostraba su afecto por ella?
—Dije, que te estoy cortejando.
—¿Cortejándome? Mu Tingfeng, ¿tienes algunos tornillos sueltos en la cabeza? ¿Cortejándome? —Zhao Youlin parecía que acababa de escuchar el mayor chiste en la Tierra.
La expresión de Mu Tingfeng se tornó oscura. ¡Toda su vida, esta era la primera vez que perseguía a alguien con tal intensidad, solo para que al final fuera rechazado!