Cuando la secretaria vio que Zhao Youlin no estaba enojada, se sintió ligeramente aliviada. Asintió obedientemente y salió.
En el momento en que la secretaria se fue, Zhao Yifei recuperó su carácter natural. Su mirada lasciva recorría el cuerpo de Zhao Youlin, y había una clara excitación en sus ojos. —Youlin, no esperaba que nos encontráramos tan pronto.
—Sí. Yo tampoco esperaba que nos encontráramos tan pronto. Un pequeño atisbo de impaciencia brilló en los ojos de Zhao Youlin. Cuando miraba a Zhao Yifei, había una clara burla en su mirada. —Por lo que veo, te has recuperado muy bien. Han pasado solo unos días, y tu mano ya está bien. Si hubiera sabido que esto iba a suceder, debería haber pisado en otro lugar.
Lo que sugirió Zhao Youlin hizo que la expresión de Zhao Yifei se oscureciera. Cuando recordó esa noche y pensó en la posibilidad de que Zhao Youlin pisara esa parte en particular, habría sido...