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Esas pocas palabras de Li Yan ya habían expresado una historia completa. Independientemente de cómo otros hubiesen percibido a Zhao Youlin, ella siempre había sido la mejor para él hasta el punto de que nadie podría reemplazarla.
El cuerpo de Lu Shu se sacudió ligeramente. Su rostro se volvió blanco como una sábana. Fue solo después de algún tiempo que estalló en lágrimas mientras sonreía. Un atisbo de intención maliciosa apareció en sus ojos y dijo —¡Qué buena es, eh?! ¡Genial, es buena! ¡Lástima, de qué sirve que sea buena?! ¡Está muerta! ¡Ya está muerta! ¡Nunca volverá! ¡Jamás!
Los gritos histéricos de Lu Shu resonaron durante mucho tiempo en la calle. No solo Li Yan estaba conmocionado por esto, sino que incluso Zhao Youlin también se sobresaltó.
Desde que renació, nunca había tenido un momento como el de ahora para darse cuenta verdaderamente de que ya estaba muerta.
