El Viejo Maestro Li miraba a sus tres hijos con decepción. Li Tinglei estaba lleno de arrepentimiento y reproche hacia sí mismo.
—Papá, lo siento. Fui un hijo indigno. No tenía talento para los negocios y arruiné el negocio familiar.
—Aunque eres mediocre, eres el hijo más piadoso de esta familia. Tu carácter no es malo. Papá no te culpa.
La mirada feroz del Viejo Maestro Li se desplazó hacia Li Tingfeng y Li Tingye. Apretó los dientes y dijo,
—Los dos, uno cegado por la codicia y el otro sin corazón. Hehe, no los culpo. Vuestra madre y yo no educamos bien a nuestros hijos. Nos lo hemos buscado.
Mientras hablaba el Viejo Maestro Li, las lágrimas corrían por su rostro.
Li Tingye caminó lentamente hacia el Viejo Maestro Li y se arrodilló frente a él. Finalmente derramó lágrimas de arrepentimiento.
—Papá, golpéame y réñeme. Es mi culpa por ser incompetente y no proteger el negocio de la familia Li. No supe manejar bien a mis hermanos menores.
